Pupu el valiente

Se llama Herminio pero responde a Pupu con origen desconocido en la etimología.

No estaba apuntado en el campamento pero es vecino de Ricardo y el primer día que fuímos a recogelo con sus hermanos intuyó que eran muchas novedades como para dejarlas pasar sin aprovechamiento.

No creo que llegue a los seis años pero tiene un indiscutible carácter valiente, emprendedor y lleno de un arrojo envidiables.

Pese a su corta edad, aquella decisión le hizo abrirse a un mundo de aventuras y novedades en las colonias urbanas en las que nos ha conquistado a todos con una propuesta basada en la gratitud y la sonrisa.

Puestos a emprendimientos, redobló la apuesta y ayer su madre vino a pedir plaza para los dos días que pasamos en la finca El Molinillo, a unos 20 kms, de Linares, para regalar a los niños la misma experiencia de ilusiones y alegría que estamos preparando para nuestros chicos en el próximo Santiago de Aravalle.

Pupu ha disfrutado rabiosamente de los juegos, de la piscina, de la comida... pero con la caída de la noche, seguramente en el primer completo que pasaba fuera de casa, le ha debido invadir un precioso y descontrolado sentimiento de nostalgia y de ausencia por no estar cerca de su madre.

Con el mismo carácter arrojado y emprendedor, ha tomado la decisión de que se volvía a casa y no ha encontrado especial dificultad en que estuviéramos a tantos kilómetros. A los valientes, un rato en autobús les parece algo más que solventable.

Tampoco se ha amedentrado ante las advertencia de uno de nuestros catequistas y ha considerado que era poco obstáculo para su decisión inapelable.

A partir de ese punto, empezaron a fallarle las previsiones. La primera al no evaluar que el catequista era bastante más rápido que él corriendo, y no menos hábil en eludir las pedradas con las que quería hacerle ver el carácter definitivo de su regreso.

Tampoco que el catequista no iba a ceder en su empeño de impedir su huida, por mucho que hubiera que llevarlo prácticamente a rastras.

Desde luego, lo que no podía prever era el combate psico-pedagógico al que iba a tener que someterse en la segunda instancia con un catequista más grande todavía que el primero.

Se ha fajado con todas las estrategias y fuerzas posibles, empujando sillas, tratando de imponer sus criterios con patadas y puñetazos y no ha encontrado enemigo suficiente que le hiciera otorgar invitación alguna al sentimiento del miedo.

Todos los tesoros de Pupu es posible que estén minados por una falta absoluta de resistencia a la frustración. No es fácil herramienta para quien está acostumbrado a estar en la calle, sin límites, simplemente conducido por el impulso de sus apetencias y con el único reto de sobrevivir entre los que viven en la misma gramática.

En un ejercicio completo de doma, Pupu ha tenido que entender que si daba patadas, se le sujetarían las piernas; que si daba puñetazos, se le sujetarían los brazos; y que la silla permanecería en el punto determinado por el catequista.

Se ha debatido durante largos 25 minutos contra la propuesta de que aquí no manda él sino la lógica educativa.

Ha berreado hasta la afonía, forjeceado hasta la extenuación y llevado el combate de su valentía hasta llegar a vomitar...

Pero Pupu tenía todas las de perder. Porque los monitores sabemos apreciar la bondad tras un corazón tan valiente como el suyo; y tenemos suficiente experiencia como para saber que por encima de los llantos desconsolados y los gritos desesperados hay una lógica educativa que impera porque conduce a su libertad...

Agotado y sin fuerzas, Pupu ha comprendido la ecuación brazos y manos libres a cambio de no agredir con ellas y se ha consolado durante otros 15 minutos con un ejercicio de reivindicación con brazos cruzados, gesto de enfado solo interrumpido por el hipo que anuncia el final de un monumental berrinche.

De tal magnitud que Ricardo ha comprendido que no era el día para protagonismos y nos ha sorprendido con un ejercicio de autonomía en la cena digno de aplauso.

Y como la creación entera, la condición humana y cada una de las personas estamos llamadas a la ternura, Pupu, para asombro de la concurrencia que contemplaba con más tensión el desenlace del reto de Pupu contra el mundo, que los cuartos de final del mundial; ha aceptado sentarse en las piernas del monitor para buscar una posición cómoda en la que poder descansar, recuperarse de tal singular batalla y, sobretodo, beber de la ternura que apaga la sed de soledad de todo valiente.

Y allí ha permanecido 20 minutos más para comprobar que la intencionalidad era su bienestar y no un castigo injustificado...

Reparado el desgaste, su corazón ha vuelto a bombear arrojo y ha empezado a removerse con advertencia previa:

-Ahora me voy un ratito fuera.

Acompañado por otro de los monitores, ha encontrado otro premio en una improvisada velada de estrellas particular.

Y superadas las nostalgias, las rebeldías y la lucha enconada, además de valentía parece que su corazón bombea nobleza.

Con la sonrisa de los días previos ha venido a la cocina a pedir perdón y a darnos un beso que bien compensa todos los esfuerzos invertidos.

Lo veo ahora en la velada de la noche disfrutando con un globo y quizá con la sensación de que aquí está seguro y que merece la pena permanecer hasta mañana y regresar entonces con mamá.

Que Dios bendiga tu valentía, tu coraje y tu rebeldía, Pupu. Es posible que sean las únicas vías de escapatoria del mundo que te ha tocado vivir.

Envidio tu fuerza y tu arrojo en un mundo que las va difuminando en el engaño de la sociedad del presunto bienestar.

Comentarios

Entradas populares