Tierra de paradojas

El campo de trabajo exige una exploración por distintas artes y oficios.

Tiene su encanto por poder vivenciar lo que hubiera sido de una vida por otros derroteros.

Durante la mañana el más socorrido es el de taxista. Ayer acumulamos 9 carreras, cuatro horas de furgoneta y 63 kms por el ámbito urbano, que tiene su mérito. 

Grupo de chicos que recogemos en Santa Bárbara, enfilamos la calle mayor, 4 semáforos, giro a la derecha, calle de los coches en segunda fila, un año más; semi rotonda y Residencia de ancianos de los Marqueses...

Volvemos a la parroquia, cuatro semáforos que en 8 años no he conseguido hacer de una vez, giro a la izquierda, señora que creo haber visto cruzar por el paso de cebra en el campo de hace cuatro años, nueva rotonda y segundo grupo... 

Ahora cogemos la Avenida de Arrayanes, dejamos la gasolinera, buenos días señor agricultor que debe pensar que trafico con personas y rumbo a la Residencia de san Roque...

Entre idas y venidas, esta tierra golpea con sus paradojas y genera una sensación de confusión ante la dificultad de integrar todos los datos en una estructura coherente.

Nos toca ir a la estación de tren... cogemos la salida oeste y dejamos a la izquierda el Corte Inglés, ¿quién comprará allí en una ciudad que lidera el porcentaje de paro en España con un 44,5% para 58.000 habitantes? Desde luego no los que residen a la derecha de la avenida, en el barrio del Cerrillo, separado convenientemente por las pilastras de hierro estudiadamente dispuestas para no dejar pasar a una persona ni de canto.

Dejamos a los últimos en incorporarse al campo de trabajo en Santa Bárbara y nos vamos a recoger a los niños de Arrayanes cuyas madres no tienen ni coche, ni posibilidad de dejar solos a los más pequeños. Las paradojas rozan lo grotesco... Me dirijo a la plaza de Zorrilla, cercana a la de Miguel de Unamuno, y a la que se accede por la de Concepción Arenal, perpendicular a la de Jorge Manrique.

Si el urbanista hubiera visitado al menos una vez estos parajes habría, por decoro, modificado la nomenclatura por la imposibilidad de encontrar un mínimo atisbo de los valores que estos autores  impulsaron con su vida. 

Quizá la explicación esté en la ignorancia de los propios autores cuyas voces resuenan estridentes en estas calles. Este cronista está lejos de haberlo visto todo, pero también dista de haber visto poco. Establecer una comparativa requiere un rastreo en la memoria para recuperar imágenes de principios de los noventa en los barrios de la Uva y de Pitis, especialmente castigados por la droga y la miseria aparejada.

Decenas de personas pululan sin rumbo fijo por las aceras y los bancos públicos. El paseo otorga otro extraño contraste entre coches de alta gama y zarrias ruinosas que evidencian el tipo de actividades que asolan este barrio. 

Las que serían preas o juveniles en nuestra parroquia llevan de la mano a niños pequeños o bebés en sus brazos. Me cuentan de Gisela, que fue niña del campamento antesdeayer, que fue casada con un joven recién cumplidos ella los catorce. Deberian prohibir el tránsito por la calle de doña Concepción Arenal que advertía proféticamente: "Lo primero que necesita la mujer es afirmar su personalidad, independientemente de su estado, y persuadirse de que, soltera, casada o viuda, tiene derechos que cumplir, derechos que reclamar, dignidad que no depende de nadie, un trabajo que realizar e idea de que es cosa seria, grave, la vida y que si se la toma como un juego, ella será indefectiblemente un juguete".

Tres hileras de edificios que fueron VPO, en otro ejemplo de nefasta política social, y que ahora es un verdadero antro de basura y una impresión que se asemeja más a los efectos de una guerra que a un desarrollo propio del siglo XXI.

Las víctimas, los niños quienes crecen en un entorno que tienen que dar por natural cuando se trata de un infierno anticipado. Si pudieran llegar a saber que quien da nombre a su plaza tuvo que convivir durante toda su vida con el sentimiento de culpa que él achacaba a las carencias de sus mayores. "Mi padre no había estimado en nada mis versos: ni mi conducta, cuya clave él sólo tenía".

Dejo atrás a los escritores, última carrera del día y paso por cuarta vez por un lugar por quiero publicitar para que os suméis a un boicot colectivo: "La piscina Benidorm". A su nombre setentero y pretencioso se suma el veto que desde hace dos años mantienen para los que son sus conciudadanos y partícipes en este campamento de Cáritas: "estos niños nos quitan imagen y clientela" sentenció el erudito. 

Que quizá puede vivir en la calle de Unamuno para completar la paradoja. Tenía razón don Miguel: "El fascismo se cura leyendo y el racismo se cura viajando". Pero el talento siempre tiende a la multiplicación, y este año nos regalan una original campaña consistente en rebajar el abono a las señoritas entre 18 y 28 años.

Como alguno puede que no lo crea sin verlo, un botón de muestra:


Pues se cierra la paradoja. Entre carrera y carrera no vi menos de 15 jovencitas aceptando la propuesta.

Comentarios

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